Catedral de Burgos 100x81 |
Hacía un día estupendo en cuanto a temperatura, aunque con un aire inconstante que iba y venía, que arreciaba y se calmaba, el cuál se llegó a convertir en molesto en varias ocasiones, a pesar de que estaba en un sitio abrigado, lo que hizo que tuviera que esprintar de vez en cuando detrás del rollo de papel con el que limpio los restos de pintura, detrás de mi sombrero de paja, o detrás de los guantes de látex que se desparramaron por los alrededores. También fue el aire responsable de que se me cayera al suelo mi querido caballete, lo que ocasionó que se rompiera la pata trasera que días después conseguí pegar sin que se note el percance. Gracias a Dios el cuadro cayó de espaldas dando el bastidor contra el suelo no se dañándose la pintura, hubiera sido un desastre. En este caso no se cumplió una parte de la temida Ley de Murphy que dice que cuando se cae una tostada al suelo siempre lo hace por el lado en la que está untada de mantequilla.
Mucha gente pasó por allí, era día de fiesta y además pasaron todas las comitivas de las bodas que podían pasar. Hablé con unos, escuché a otros y sentí a muchos a mi alrededor.
A eso de las cuatro de la tarde, hora en que di por terminado el trabajo, mi fiel ayudante, osea mi vecino, me ayudó a recoger toda la parafernalia y fuimos a entregarlo al mismo lugar en que lo sellamos. Acto seguido nos sentamos en una de tantas terrazas de los restaurantes más próximos y comimos como nos merecíamos, y como "allá donde fueres haz lo que vieres", hicimos lo propio, engullimos rica morcilla de Burgos y corderito asado, vinito, cafetito y chupito. No todo van a ser calamidades. A todo ello le siguió una larga tertulia hasta las ocho de la tarde, hora en que se dijo el resultado de los seleccionados.
Aunque todo lo dicho estuvo muy bien, lo mejor del día fue que estuve entre los elegidos de al menos quinientos concursantes, ya que ese era mi número de participante, que curiosamente fue el último que se dijo. De emoción no se quedó corto el final de la tarde. Fue un empujón de autoestima y de ánimo para seguir pintando y concursando, así como para hacer el viaje de vuelta con mejor agrado.
Un abrazo instintivo me di con mi vecino que, como dije, amablemente me acompañó en este viaje y me ayudó a transportar los aperos de pintura, que no son pocos, a veces parecemos buhoneros, además de molestarse en darse un madrugón para ir conmigo.
Ahora la Fundación AXA emitirá un catálogo con los cuadros seleccionados y hará una exposición el 6 de septiembre y los pondrá a la venta, lo que me hace mucha ilusión porque es un concurso muy prestigioso y competitivo.
"La pintura es un estado del ser, todo buen artista pinta lo que es". Jackson Pollock.
"La pintura es un estado del ser, todo buen artista pinta lo que es". Jackson Pollock.